EDWARD WHYMPER
(Londres, 1840 -
Chamonix, 1911)
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Edward Whymper |
Viajero y
explorador británico. Realizó sus primeras ascensiones, llevadas a cabo con un
grupo de alpinistas, para la ilustración de un intento de escalada del monte Pelvoux.
Una vez se hubo
apasionado por la montaña efectuó una serie de ascensiones que mejoraron los
conocimientos acerca de los Alpes del Delfinado, los Peninos y el macizo del Montblanc. Después de seis fracasos logró alcanzar por vez primera, el 14 de julio de
1865, la cumbre del Cervino, victoria que costó la vida a cuatro de sus compañeros y estuvo a punto de
serle fatal. La narración de tales intentos constituye la mayor parte de su
libro Escaladas en los Alpes, publicado en 1871 e ilustrado por él
mismo.
Algunos años más
tarde organizó una expedición a los Andes del Ecuador, y ascendió por primera
vez al Chimborazo (6310 m.) y a otros importantes picos. Dejó el relato de esta nueva empresa
en Viajes por los Grandes Andes del Ecuador (1892). Llevó a
cabo una última expedición a las Montañas Rocosas del Canadá (1901-05).
En ECUADOR
En 1.875 decidió
venir al Ecuador a comprobar los efectos de la baja presión atmosférica y
llegar a la mayor altura posible. El Chimborazo llamaba su atención dada su
mayor altura sobre el nivel del mar, que según Humboltd era de 21.425 pies y quería acampar
sobre esa montaña, en alturas graduales y cada vez mayores, hasta la cumbre;
pero como no tenía la seguridad de que eso se pudiere llevar a efecto, se
propuso al mismo tiempo otros objetivos; determinar las alturas y las
posiciones relativas de las principales montañas, las comparaciones entre el
punto de ebullición a través de los aneroides y el barómetro mercurial y colectar
seres y elementos de la fauna y flora de las grandes alturas.
Para el efecto conformó su expedición con su antiguo guía Juan Antonio Carrel y con su primo Luis Carrel que contrató a última hora. El pesado equipaje fue embarcado cuidadosamente
y llegó antes que ellos a Guayaquil y Quito.
El explorador Von Thielmann, quien acababa de hacer un viaje por Colombia y Perú y había subido al Cotopaxi, le esperó en Ostende y entregó datos muy valiosos de sus
experiencias.
El Dr. Alphonse Stubel, de Dresden, le obsequió una copia de su obra inédita "Alturas
tomadas en la República del Ecuador" deducidas de sus observaciones con el Dr. W. Reiss entre 1.871 y el 73. Boussingault, que en 1.848 había intentado ascender a la cúspide
del Chimborazo, le deseó suerte.
Por los
caminos de WHYMPER
1.879
9Diciembre desembarco en Guayaquil
después de un viaje sin incidentes por el Atlántico, tras una ligera escala de
diez días en el istmo de Panamá. Encontró la ciudad llena de refugiados de la Guerra del Pacífico y
contrató al Sr. Perring de intérprete y ayudante. El cónsul inglés Cap. George Chambers Stook le atendió en su
casa.
13 partió con su gente a bordo
del vapor fluvial Quito. A la media noche arribaron a Babahoyo y al día
siguiente tomó hacia Guaranda con los Carrel y Perring.
17 en adelante se internaron por los arenales y las faldas del
Chimborazo.
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Chimborazo |
21Diciembre constatan que el Chimborazo tenía dos cumbres y no una
sola como habían afirmado Humboldt, Boussingault y otros.
4Enero Primer ascenso a las cumbres. El relato de este
ascenso consta en el Capítulo III de su obra "Travels amongst the Great
Andes of the Equator" con gran resonancia internacional por el
contenido científico, de aventura y exotismo de sus relatos y por sus
hermosos grabados. Los expedicionarios sufrieron
intensamente en el Chimborazo debido al mal de las alturas y al soroche, la
falta de oxígeno les obligaba a respirar con intensidad y por la boca,
resecando las gargantas e impidiendo que pudieran tomar agua o alimentos. Desde
el tercer campamento en el Chimborazo observaron al Sangay, volcán activísimo que constantemente arroja fumarolas de vapor y que
dista como 40 millas de distancia, destacando su siniestra silueta por encima de las
cordilleras circundantes.
1.880
6 Realizaron un segundo ascenso y encontraron en su punto más alto,
a 8.5000 pies de altura, la
especie vegetal Lecamora Subfuscal, un liquen que estaba extendido en un área
considerable. Allí tuvo la oportunidad de continuar sus experimentos y
mediciones y como el tiempo se había dañado bajaron al campamento Tres.
7 Los Carrel no quisieron
volver a ascender porque se sentían enfermos y optaron por retirarse,
quedándose Whymper durante dos
días.
12 Después de permanecer junto a Perring, quien le había ido a visitar dos días antes,
regresaron a Chuquipogio tras haber permanecido diecisiete días en el Chimborazo, encontrando a los Carrel muy enfermos. En Ambato fueron
tratados por el Dr. Abel Barona que resultó un galeno competente y el Ministro de Relaciones Exteriores Juan Guerrero
Duprat les atendió en su casa. Lástima grande que después de tantos trabajos en el
establecimiento de los campamentos superiores, solo pudieron permanecer tan
corto tiempo en la montaña, pero la dolencia de uno de los Carrel era grave pues
tenía las plantas de los pies partidos y con grandes dolores.
25 siguió a Latacunga y con Juan Antonio Carrel se hospedó en el pequeño hotel de Pompeyo Baquero que
hallaron muy limpio y aseado.
En Macuchi hicieron una recolección de sabandijas y otras alimañas y
se dedicaron a examinar los Ilinizas, el Atacazo, el Corazón, el Pasochoa y el Rumiñahui que rodean esa hoya geográfica, mientras Luis Carrel se mejoraba de sus dolencias. Con la ayuda de un guía de nombre Lorenzo subieron a la
cúspide del Corazón,
encontraron señales de una ascensión anterior y comprobaron que los insectos
pueden vivir a mayores altitudes que las aves. Whymper era un aventurero osado y se propuso ascender al Antisana y al Cayambe, cumbres
peligrosísimas que nadie había conquistado. También pensó escalar los Ilinizas, el Cotopaxi para observar en la noche el interior de su cráter, pues suponía con mucha
razón que aún debía seguir en actividad, tras la erupción del 26 de Junio de 1.877.
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Ilinizas |
7 de Febrero pasaron con tal fin a la hacienda El Rosario.
8 Ascendieron a los Ilinizas.
9 estuvieron en el glaciar y lograron a la cresta por unas escabrosas
barrancas llenas de nieve, disfrutando del maravilloso espectáculo de varias
tempestades de rayos, nieve, granizo y cellisca, así como de lloviznas y
chubascos torrenciales que le acompañaron de regreso. Una vez en Quito preparó
cuidadosamente el ascenso al Cotopaxi y pasaron a Macuchi a contratar gente.
15 iniciaron la marcha por las faldas pero el mal tiempo hizo que algunos
expedicionarios se volvieran.
17 avistaron la cumbre por pocos minutos, notaron grandes nubes de vapor
que rodaban por los bordes del cráter y se dirigían enseguida hacia el norte.
Cuando mejoró el tiempo, habiéndose disipado las nubes, volvieron a observar el
cono perfecto de la montaña, explorando sus zonas más próximas sin encontrar
nada extraordinario.
18 ascendieron por un lomo sin trepar y como si estuvieran de paseo, acampando
del lado occidental del cráter sobre un declive de ceniza. Siguieron al borde
occidental del cráter encontrándolo casi lleno de humo y vapores que se
esparcían en el aire y obscurecían el ambiente y para verlo bien tuvieron que
esperar la llegada de la noche, cubiertos por una tienda de campaña colocada
sobre una delicada capa de hielo y atada a cuatro piedras grandes y volcánicas
por otras tantas cuerdas.
Cerrada la noche por completo subieron al cráter y observaron en su
interior, como a 1.200 pies por debajo y
hacia el centro, un punto circular de un diámetro diez veces menor que el del
cráter. Era el respiradero del volcán, llena su canal de comunicación con las
regiones inferiores, de lava incandescente, sino fundida llameando y
relampagueando con intermitentes y violentos escapes de vapor.
19 Tras nuevas mediciones iniciaron el descenso y dos días después estaban de
vuelta en la hacienda El Pedregal. Dicho ascenso, con presiones más bajas que
las soportadas en el Chimborazo, no les había ocasionado los síntomas agudos
del mareo de las montañas sufridos en ese nevado, dejándoles perplejos. En
tales circunstancias decidieron trepar al Síncholagua, un agudo
picacho como para personas valerosas y arrojadas.
23 Suben a caballo hasta los 14,800 pies de altura, luego por despeñaderos profundos y
coronados por prados de nieve húmeda y adhesiva semejante a la harina, así como
por hielo, llegaron a un hermoso glaciar, pasaron atados sobre un áspero
terreno y escalaron 1.100 pies casi sin dificultad, pero entonces les tomó una feroz
granizada que los obligó a buscar refugio entre rayos y centellas aunque casi
enseguida pasó y con la ayuda de hachas y bastones arribaron a la cumbre con
otras penurias. El regreso fue corto y sin mayores inconvenientes y a los 14.500 pies halaron el junco Carex Jamenson.
De Machachi siguieron a Quito el 2 de Marzo y se despidieron del fiel Perring, contratando a un inglés de apellido Vanity que acababa de finalizar sus trabajos con una factoría en el Valle de los
Chillos.
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Quito |
Hospedados en el Hotel Giacometti recibieron el saludo de bienvenida del
Presidente de la República, Ignacio de Veintemilla. Al siguiente
día, 3 de marzo,Whymper devolvió el saludo presidencial, visitando a Su
Excelencia en compañía del Ministro de Inglaterra, F. Douglas Hamilton. Recibidos en
Palacio, la reunión resultó amena y cordial. El Presidente tuvo muestras de
gran amabilidad. Whymper quiso
corresponderle bautizando el segundo pico del Chimborazo con su nombre y éste se interesó vivamente en el
asunto, teniendo Hamilton que hacer una larga explicación sobre la forma de ascender a él, para lo
cual tomó descuidadamente un sombrero de copa forrado de seda, de un Coronel
que se encontraba al fondo de la habitación, que se disgustó muchísimo por la
confianza.
El día 4 salieron con dirección al Antisana. Primero estuvieron en el Valle de los Chillos, en varias propiedades. Luego avisaron a Rafael Rebolledo, dueño de la
hacienda Antisana y de otras no menos extensas en esa zona y desde el día 6 aposentaron en su casa de hacienda.
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Antisana |
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Antisana |
El Antisana no es una montaña fácil de escalar por su estructura compleja. Whymper y los suyos,
auxiliados por guías conocedores, empezaron la jornada. A los 15.948 pies se ataron con
cuerdas para el ascenso del escarpado glaciar pero se metieron a un callejón
sin aparente salida y tuvieron que deshacer el trecho recorrido, tras lo
cual volvieron a la hacienda.
Esa noche sufrió de otalimia o ceguera de la nieve, por haber pasado
demasiado tiempo viendo con largavista. Por eso, dos días después, recién
recobrado, prosiguió en sus planes, acariciando grandes esperanzas de obtener
una ilimitada visión de la inmensa región amazónica.
El 9 volvieron al Antisana y como ya conocían el camino, la marcha fue rápida,
superando una furiosa tempestad de granizo y una nevada.
El día 10, tras un laberinto de quiebras y otros accidentes
como una avalancha de nieve, toparon con un flanco helado casi a nivel, en que
no se percibía ninguna tendencia a bajar o a subir y cuyos extremos se perdían
entre la niebla, era la cumbre. Allí descansaron y comprobaron que dicho volcán
no tiene cráter abierto, pero en uno de sus costados y muy cercano al sitio
donde habían estado el día anterior, existe una oquedad que despide vapores de
azufre.
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Guagua |
Durante el
descenso casi perdió la vida pues súbitamente descendió por la puerta de una
trampa y por poco arrastró a sus dos acompañantes que realizaron enormes
esfuerzos para salvarle. De allí en adelante con los Carrel colectó algunas
variedades y arribaron a la hacienda que a pesar de la altura goza del
privilegio de tener pastizales y alguna vegetación herbácea, escarabajos y
hasta cóndores, cuyas características principales Whymper estudió con
detenimiento antes de regresar a Quito, para emprender el ascenso al Pichincha con sus dos
cumbres: el Guagua y el Rucu.
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Rucu |
El 21 salieron por la Magdalena a Chillogallo y Lloa.
El 22 arribaron a un punto medio entre ambos Pichinchas, pero sobrevino una cellisca que imposibilitó la observación, de suerte
que tuvieron que despachar a los arrieros a Lloa y se asilaron en el interior
de una cueva o refugio. El 23 coronaron la cima del Guagua, cresta de lava de unos 150 pies de largo, roca
firme en su mayor parte, aunque salpicada de cantos sueltos y hallaron un
montón de piedras puestas por alguna mano meses atrás. De vuelta recogieron
diversas clases de escarabajos, observaron hermosas mariposas y vistosos
colibríes.
El 27 salieron a la llanura de Tumbaco, midieron en
Guayllabamba, arribaron a la hacienda Guachalá y a la mañana siguiente al
pueblo de Cayambe y planificaron una expedición para el siguiente día, 28 de ese mes, con la ayuda del Jefe Político Antonio Jarrín Espinosa, propietario mayor de la zona.
Durante el trayecto se extravió con uno de los cinco
perrazos galgos que les había prestado Jarrín y tras dos días de vicisitudes arribó finalmente a una
choza y los indígenas le llevaron de regreso al poblado.
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Cayambe |
El 1 de Abril reinició el ascenso al Cayambe. Primero instalaron el campamento a 14.762 pies Por la noche
sintieron a varios pumas merodeando el lugar. En los días sucesivos midieron y
esperaron mejor tiempo. Recién el 4 escalaron la cima de la punta Jarrín y
admiraron los tres hermosos picos de la montaña, siendo el mayor el Central a 19.186 pies.
Los habitantes de Cayambe pudieron verles
en las alturas por algunos minutos que el cielo se despejó. La excursión
culminó exitosamente y sin una sola falta porque no hubo que desandar en ningún
momento.
El 6 volvieron al sitio de Punta Jarrín para nuevas mediciones.
De regreso pasaron por el sitio La Dormida no muy lejos del
lugar por donde había atravesado en 1.542 Gonzalo Pizarro para ir al País de la Canela y como Whymper se encontraba afiebrado, mandó a varios hombres de su expedición a buscar
el mejor camino para localizar el Sara-Urco, montaña que también quería escalar.
El día 11 iniciaron nuevamente la marcha por una extensión
cenagosa sobre la que crecían gramíneas canosas y llegaron al Corredor de Machay. La lluvia pertinaz, niebla
muy densa y el frío que se agudizaba por las noches, les maltrataba. El 14 hallaron
a cinco hombres que les estaban buscando en la creencia de que se habían
extraviado y perdido. El 16 dejó finalmente de llover, salió el sol, subió la
temperatura y pudieron observar el Sara-Urcu en todo su esplendor. Al día siguiente empezaron la subida
por un gran glacial que fueron marcando con juncos para proveer las zonas de
peligro al regreso. Caminaban por aristas tan agudas como las cimas de un
tejado y a las once de la mañana coronaron la cresta con cielo despejado y
azul, vientos y temperaturas inconstantes. Esa noche tuvieron que dormir en la
estación superior y recién el 18 llegaron a La Dormida, tras una agotadora
experiencia.
El día 21 de Abril salieron otra vez hacia el norte. Whymper iba con los primos Carrel, Verity, el guía Cevallos y Pering. El 22 arribó la caravana a Cotacachi y empezaron el ascenso por
una ruta cuyos bordes estaban cargados de helechos, faldeando la base de la
montaña que es totalmente quebrada. Tras el Iltaqui llegaron a un pequeño valle y fueron sorprendidos por
una furiosa tempestad, tan cerrada, que no podían verse unos con otros.
Los naturales abandonaron sus cargas y huyeron.
Comenzó la nieve y el viento, de suerte que a duras penas pudieron armas sus
carpas para guarecerse. A la mañana siguiente era tal la cantidad de nieve
caída en la noche que calcularon unos seis pies, pero aún así continuaron el
ascenso y al mediodía del 24 conquistaron la cumbre a 16.301 pies encontrando que el pico era de lava rajada por
el frío y en extremo enhiesto hacia el fin, pero con poca nieve.
Durante el mes de Mayo permaneció en Quito restableciéndose de una molestia estomacal. En Junio viajó a as pirámides de Caraburo y Oyambaro reedificadas por orden del
Presidente Rocafuerte en 1.837. Ese mes realizó una prueba científica en Machachi para determinar si la disminución de la presión atmosférica
debilitaba la energía corporal y ningún método le pareció mejor que la
comparación de la celeridad natural y habitual del andar bajo diferentes
presiones. El día 12 de ese mes partió hacia Latacunga, Ambato y Riobamba para escalar el Altar. Luego estuvo con sus
amigos en Penipe, en la
hacienda Candelaria y en el valle de Collanes donde sufrieron la inclemencia del tiempo, con cuatro
días de continuas lluvias, hasta que acamparon casi bajo el picacho más
elevado.
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El Altar |
El día 19 sopló un fuerte viento glacial y permaneció
nublada la montaña. El 20 combatieron un fuego prendido por Luis Carrel cerca del
campamento y que avanzaba peligrosamente y como el tiempo no mejoraba
regresaron a Penipe, desde donde tomaron hacia la depresión
existente entre el Carihuayrazo y el Chimborazo para medir la carretera de Quito, pero tuvieron un encontrón con los empleados
de un señor Chiriboga, dueño de la venta de Chuquipogio,
quienes quisieron asaltarles.
En los días siguientes, en compañía de un perro
amistoso que les había seguido desde Penipe y al que bautizaron como Pedro, escalaron un picacho a 16.519 pies y localizaron
una gran cantidad de musgo Grimmia Apocarpa, igual al hallado en el ascenso al Chimborazo y cuando se abrieron las nubes, ya en el campamento, pudieron percatarse
que habían dominado el picacho occidental, algo menor al oriental. En eso les
comenzó a atormentar la ceguera de las nieves y tuvo que preparar buena cantidad
de sulfato de zinc, porque los dos guías nacionales y el perro también estaban
terriblemente adoloridos. Dos días después, libres de tan molestosa dolencia,
bajaron con los ojos vendados y lentes ahumados.
El día 3 de Julio intentaron por segunda ocasión la ascensión del Chimborazo y al llegar a cierta altura
observaron con sorpresa que erupcionaba el Cotopaxi. Una columna negra como de
tinta subía derecho en el aire a una velocidad tan prodigiosa, que en menos de
un minuto se había levantado más de 20.000 pies sobre el borde del cráter. A los 40.000 encontró una
poderosa corriente de viento que soplaba con dirección oeste y tomó hacia el
Pacífico.
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Cotopaxi |
Tras esa rara experiencia los expedicionarios
siguieron el ascenso, debidamente amarrados con sogas, por riscos
escarpados y al llegar a la cabecera del glaciar vieron un bellísimo e inmenso
panorama, cortado de pronto por las nubes negras del Cotopaxi que al pasar por entre la
montaña y el sol producían increíbles efectos. Los cambios de matiz tenían
evidente conexión con las diversas densidades de las nubes. El espectáculo
duró pocos minutos pero fue algo inolvidable. Entonces comenzó a soplar
el viento y un frío polar heló los huesos haciéndose la oscuridad casi
completa. Los expedicionarios tuvieron que bajar por Totorillas y tras reunir el día 5 algunas colecciones, regresaron a Chuquipogio, Guamote y Galte y por Alausí atravesaron el valle del río Chimbo, pasaron a la costa, tomaron el ferrocarril a Yaguachi y una embarcación a Guayaquil.
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Cotopaxi |
En el puerto principal se despidieron los primos Carriel que por barco viajaron a Panamá y a Italia. Whymper permaneció algunos días más hospedados en la pensión 9
de Octubre, llena de incomodidades y animalejos, hasta concluir sus
clasificaciones y en espera de una nave que le condujera a Inglaterra.
Había recogido ejemplares de veinte órdenes botánicos
a 15.000 y más pies de altura sobre el nivel del mar y doce de ellas tocaban o
pasaban los 16.000 pies, quince géneros de Líquenes, cincuenta y
ocho de Fanerógamas casi todas provenientes de las zonas del Antisana y del Chimborazo, en especial del segundo, anotado que en la Flora de altura predominaba el color amarillo. Las especies
zoológicas no fueron tampoco del todo inferiores.
De regreso a EUROPA
De vuelta a Europa y dedicado a darle vida a sus notas
de Viaje, considerado y tenido como uno de los ascensoristas mayores del mundo,
vivió en su ciudad natal, aunque cada verano escalaba los Alpes.
Entre 1.900 y 1.903 visitó las montañas Rocosas de los Estados Unidos en
compañía de seis experimentados guías pero sin intentar ascensiones, por
expresa invitación de la "Canadian Pacifíc Railway".
El 25 de Abril de 1.906 con casi sesenta años de edad contrajo matrimonio con Edith Marie Lewin de
solo veinte y tuvieron una hija Ethel "que heredó las dotes de su padre,
actualizando periódicamente las Guías Alpinas de su autoría".
En 1.910 se enteró de los intentos de ascensión a los altos
picos de los Himalayas que superaron sus hazañas. El carácter se le
había agriado considerablemente por efecto de una neurosis senil prematura, al
punto que su esposa e hija vivían separadas de él.
En Agosto del 11 emprendió su anual recorrido a los Alpes. El 30 de Septiembre sufrió en la localidad de Chamonix un síncope y encerrado en su cuarto
rehusó toda ayuda, tras lo cual falleció el día 16 de 71 años, "consagrado como uno de los más grandes andinistas y
alpinistas de todos los tiempos y forjador de las imágenes y relatos más bellos
que se conoce de las altas cumbres del Ecuador..."
Alto, musculado, de rostro endurecido por el carácter
y el sol, sus rasgos regulares le daban una severa prestancia juvenil. Ojos
azules, pelo rubio que luego encanecería. Fue el prototipo del anglosajón del
siglo XIX. En 1.921 su libro fue traducido al español por el Profesor C.O.
Bahamonde y el 93 se publicó completo, con el título de "Viajes a
través de los majestuosos Andes del Ecuador" con notas explicativas, en
448 pags. y numerosos grabados.
Sus colecciones reposan en el British Museum de
Londres y han sido estudiadas por W. Carnthers y otros sabios europeos y
norteamericanos.