lunes, 6 de mayo de 2013

Unidad, de las palabras a los hechos

La invitación a la unidad nacional hecha por el presidente Rafael Correa recibió respuesta positiva de amplios sectores sociales, en especial del empresarial, que ha visto con optimismo la visita a Europa y, sobre todo, a Alemania del gobernante.

Los empresarios parecen haberse convencido de que es mejor estar junto al Gobierno, para concretar sus proyectos, en especial cuando el mercado externo se vuelve harto difícil debido a que los países vecinos han firmado acuerdos comerciales con Europa y EEUU, en tanto que Ecuador no solo que no tiene, sino que se le acaban las preferencias arancelarias en los próximos meses,

Ramiro Crespo, conocido analista económico, la semana pasada, en radio Democracia, pidió que la propuesta sea "tomada en serio" pues podría ser una oportunidad casi única para lograr un consenso con el sector empresarial. Esto sobre todo por el hecho de que según Crespo, el primer mandatario ya maneja todos los poderes del Estado y puede imponer su propia agenda sin ningún problema.

En esa misma línea estuvo Roque Sevilla, para quien las declaraciones del presidente no solo fueron de gran importancia, sino que además simbolizan "un paso extraordinario" en la apertura a los diálogos con el sector empresarial. "Hace tiempo que no ha habido cercanía con los empresarios", dijo Sevilla, recordando que la última reunión con el primer mandatario fue el ocho de enero del 2009. 

De los sectores políticos, mientras tanto, no ha habido sino reacciones de escepticismo. Y parecen tener razón. 

La invocación presidencial para "posesionar adecuadamente hacia afuera al Ecuador para que la imagen del país no se deteriore en el exterior", dichas al regreso de Correa de Europa, pronto tuvieron un tono excluyente, cuando volvió a hablar de los perdedores de febrero en las urnas y de la prensa corrupta.

Lo que no se puede dejar de mencionar es que el poder considera que unidad es alinearse a su propuesta, sin que haya críticas ni disidencias. Al menos, eso pasa con los medios de comunicación contra quienes prosigue una campaña inmisericorde de desprestigio. Igual cosa pueden decir los asambleístas de oposición, a quienes parece no tomarán en cuenta en el próximo período, porque son apenas unos 30. 

Los partidos de izquierda, a los que descalifica por haber perdidos en las últimas elecciones parecen también excluidos. Más honesto sería que el presidente diga el nombre de las personas o grupos con los cuales quiere dialogar y con quienes quisiera unirse. De otro modo, parece una invocación artificial y hasta reñida con la práctica democrática que busca que todos empujen hacia un sola lado en nombre del país.
http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/unidad-de-las-palabras-a-los-hechos-580509.html